FRENTE ANTIIMPERIALISTA Y SOCIALISTA DEL ESTADO BOLIVAR
DECLARACION CONSTITUTIVA
El inicio del siglo XXI está signado por desafíos mundiales que comprometen el futuro de la existencia planetaria. Los más importantes problemas de la humanidad generados en el siglo pasado continúan sin soluciones estructurales y agravándose. Se han intensificado los mecanismos de dominación neocolonial para el enriquecimiento de los llamados países desarrollados a costa de la expoliación de los subdesarrollados, no sólo con la explotación brutal de su clase trabajadora y las materias primas nacionales, sino también con la extracción de sus capitales a través del mecanismo perverso del endeudamiento externo. Todo ello asegurado por los cantos de sirena de la globalización neoliberal que se inducen desde los centros de poder para generar en los países pobres ausencia de soberanía, igualdad, libertad y justicia. O por la abierta y descarada intervención militar, violatoria de todos los acuerdos internacionales correspondientes.
La brecha entre los que más tienen y quienes que menos tienen es cada vez mayor. A pesar de las múltiples declaraciones de los organismos mundiales durante las últimas décadas para aliviar los más graves problemas de la humanidad en materia de alimentación, salud, educación y vivienda, entre otros, éstos se han agravado. La diferencia de ingresos entre países ricos y pobres era 37 veces en 1970, mientras que en el 2004 esta brecha se había ampliado a 74 veces, en el llamado Tercer Mundo sobreviven 1200 millones de personas en condiciones de pobreza extrema y mientras el 20% de la población más rica del planeta recibe el 83 % del total de ingresos mundiales, el 20 % más pobre sólo recibe el 1,4 %. Doce Millones de niños y niñas menores de cinco años mueren anualmente por diarreas, anemia, y otros males ligados al hambre.
Las perspectivas en el siglo XXI no son diferentes. En el año 2001 vivían por debajo de la línea de pobreza 924 millones de personas que representaban el 32 % del total de habitantes urbanos a nivel mundial, pero en el año 2030, se estima que esa cifra será el doble, alcanzando 2 Mil millones de personas. Para el año 2050, la población mundial total será de 9 Mil Millones de personas, de las cuales 3.420 Millones, esto es el 38 %, estarán viviendo en esas condiciones de alta precariedad.
En América Latina y el Caribe, la población total en el año 2001 era de 527 Millones de habitantes, de los cuales 170 Millones, esto es el 32%, vivía por debajo de la línea de pobreza
Otro aspecto clave que debe tenerse en cuenta en el análisis de la situación mundial, es el negocio de la guerra, como un pilar indispensable para el equilibrio económico de los países desarrollados. De una parte, su gigantesca industria armamentista es garante de su pretendido hegemonismo planetario y, por otra, se orienta una permanente política belicista que induce enfrentamientos entre los países más pobres, los cuales invierten de manera perversa sus reducidos capitales o se endeudan para adquirir armamento que no pueden producir. Sólo como ejemplo, puede mencionarse que la industria de armamentos alemana da trabajo a 200.000 personas. Con el valor de un solo tanque de guerra se pueden construir silos modernos capaces de almacenar cien mil toneladas de arroz y ahorrar así más de 4.000 toneladas al año; el precio de un avión de combate equivale al costo de 40.000 farmacias de pueblo. A finales del siglo XX, el 90 % de la venta de armas francesas y británicas fue destinada a los países subdesarrollados del mal llamado Tercer Mundo.
La problemática ambiental constituye otra evidencia de la perversidad e inviabilidad del modelo de desarrollo y del paradigma científico-tecnológico del capitalismo, impuestos en el último siglo y al servicio de una ínfima minoría de habitantes del planeta y en desmedro de la calidad de vida de las grandes mayorías e incluso de la propia existencia planetaria. Basta con mencionar dos gravísimos problemas: Primero, el deterioro de la capa de ozono con su efecto invernadero ocasionando, entre otros, el cambio climático con el deshiele de los polos y la creciente desertización del planeta; y segundo, el manejo y disposición final tanto de los desechos radioactivos, como de los desechos sólidos de las grandes urbes, lesionando gravemente, en algunos casos de manera irreversible, las condiciones naturales para la vida de las futuras generaciones.
Estas son algunas aberraciones del modelo de desarrollo capitalista que prevaleció en el siglo pasado y cuya tendencia se acentúa en la actualidad. Por tanto, es imperativo producir transformaciones inmediatas que modifiquen esas tendencias. De no ser así, se agudizarán las crisis sociales, incrementando la violencia intra y transnacional, así como el deterioro ambiental, sometiendo a niveles insostenibles las condiciones de sobrevivencia planetaria. Tal situación y la racionalidad capitalista que la genera, las hemos enfrentado ayer, hoy y lo haremos hasta nuestro último aliento de vida.
En América Latina, debe impulsarse un proceso de desarrollo que le permita aprovechar sus múltiples potencialidades más allá de la frustración urbano-industrial del siglo XX, desde un holismo endogenista enmarcado en un compromiso de justicia social, sostenibilidad económica y ambiental, profundizando su propia cosmovisión y su propio paradigma ético-cognitivo y científico. En tal sentido, se debe rechazar la imposición globalizadora y revalorizar el enfoque autóctono de los planes de desarrollo nacionales y el fortalecimiento de las iniciativas integracionistas regionales de América Latina y el Caribe. Ello requiere más que de competencias técnicas, una profunda voluntad y coraje político para enfrentar los poderosos intereses adversos que sin duda existen.
En el caso venezolano, las luchas históricas de nuestro Pueblo por su emancipación han tenido un gran reimpulso a partir de las diversas formas de lucha y resistencia armada de las décadas de 1960-70 y particularmente con las insurrecciones popular en Febrero 1989 y militar el 04 de Febrero 2002, las cuales generaron condiciones políticas favorables para que en 1998 el Pueblo eligiera a la presidencia de la República la opción patriota del camarada Hugo Chávez. Desde entonces se viene avanzando con una valiente y decidida posición liderizada por el Presidente, quien impulsó con éxito en 1999 un proceso constituyente orientado a refundar la República por quinta vez. Bajo este nuevo marco constitucional, se inició un profundo proceso de transformación socio-política y económica del país, enfrentando poderosos intereses anclados en el oprobioso pasado nacional y respaldados abiertamente por los Estados Unidos de Norteamérica, quien pretende ejercer su hegemonía imperialista para mantener las históricas condiciones de dependencia e injusticia social.
La sostenibilidad de este proceso de transformaciones que se desarrolla en la República Bolivariana de Venezuela con alto impacto mundial, sobre todo en América Latina y el Caribe, requiere de la participación organizada de nuestro Pueblo, profundizando su conciencia histórica. Por ello relanzamos este FRENTE ANTIIMPERIALISTA Y SOCIALISTA como espacio de unidad revolucionaria para enfrentar la acción imperial en todas sus manifestaciones e impulsar la organización y movilización popular para la transformación del Estado y la Sociedad en el marco del proceso bolivariano, la revolución permanente y la construcción del Socialismo.
Para ello, los programas y planes de acción que desarrollará el Frente deben estar profundamente comprometidos, en forma permanente y sistemática, con la soberanía y seguridad de la patria, según los siguientes lineamientos generales:
1. Accionar antiimperialista. Denunciar y enfrentar las agresiones militares, políticas, socio-culturales, económicas o ambientales, del imperio en cualquier parte del mundo.
2. Práctica permanente de la solidaridad internacional. Impulsar la integración de los Pueblos con énfasis en la unidad latinoamericana/caribeña y la defensa de la autodeterminación de los Pueblos.
3. Contribuir a la Paz mundial y el desarme nuclear y convencional. Exigir el cese de guerras fratricidas inducidas por los intereses del complejo industrial-militar imperialista.
4. Impulso decidido a la unidad de las fuerzas políticas que acompañan el proceso bolivariano de transformación nacional. Aceptando la heterogeneidad de estos movimientos, partidistas o no, el Frente Anti-imperialista y Socialista debe constituirse en plataforma amplia y flexible para su encuentro programático e integración en el accionar socio-político cotidiano.
5. Fortalecimiento del Poder Popular tanto comunal como laboral. Contribuir en la organización y movilización del Pueblo en sus luchas por alcanzar su bienestar y máxima felicidad, con énfasis en seguridad y soberanía alimentaria; mediante la participación militante, revolucionaria, protagónica y democrática.
6. Elevación de la conciencia de clase colectiva. Desarrollar un programa permanente y sistemático de formación político-ideológico, para el desarrollo tecno-político de nuestro Pueblo.
7. Ejercicio de la crítica y autocrítica, como instrumentos indispensables en los procesos de liberación popular, la construcción del Socialismo y la lucha sin cuartel contra el burocratismo y la corrupción.
Desde el punto de vista programático y organizativo, el Frente se plantea:
1. Tres áreas de acción estratégica:
a. Enfrentar en forma permanente y sistemática las agresiones imperialistas, provenientes del gobierno de los EEUU, las transnacionales, lacayos nacionales, o cualquier otro origen.
b. Enfrentar la lógica y las acciones del modelo capitalista, con énfasis en sus expresiones más perversas: Monopolios, oligopolios, latifundios, cultura consumista, etc.
c. Fortalecer el Poder Popular. Impulsar las nuevas formas de organización, participación y protagonismo del Pueblo en su proceso de emancipación definitiva.
2. Estará integrado de manera amplia por iniciativa personal o colectiva de carácter partidista o no.
3. La organización será estrictamente funcional, no estructural-jerárquica, a través de vocerías e instancias de coordinación según su desarrollo progresivo.
4. Se priorizará la participación de la juventud y la equidad de género.
5. Inicialmente su ámbito de acción será el estado Bolívar, pero progresivamente deberá tener presencia a nivel nacional e internacional en articulación con otras iniciativas similares.
En la convicción de la gran importancia estratégica de esta iniciativa, suscribimos la presente Declaración Fundacional, como militantes del PSUV, PCV, TUPAMAROS y otras organizaciones comunitarias y laborales comprometidas con la profundización de nuestro proceso revolucionario, socialista y bolivariano de transformación nacional.
En Ciudad Guayana, a los 26 días del mes de Febrero del 2011.
Yasmín Chaurán
Oswaldo Ramos
Herzen Marcano
Efrén González
Freddy Pinto
Marco Aurelio Alegría
… siguen firmas…
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