Hace 5 años, un 27 de mayo de 2007, acudimos a la finalización de la concesión otorgada por el Estado venezolano al canal de televisión RCTV. 5 años más tarde, acudimos a la renovación de la concesión de Venevisión, que se vencía también el 27 de mayo de 2012.
A aquella memorable acción de 2007, la acompañó una
cruenta campaña de agresión protagonizada por el inefable “movimiento
estudiantil”, impregnado por los métodos de acción de lo que en otras latitudes
se denominó “revolución de colores”, así como un intenso proceso de maduración
política ideológica de la Revolución Bolivariana, rematado con un discurso
excepcional pronunciado el 2 de junio de 2007 por el Comandante Chávez.
En este importante discurso, el Comandante analiza
la situación política nacional, echando mano de las herramientas teóricas que
elaboró Antonio Gramsci en torno al Bloque Histórico y su papel en el ejercicio
de la hegemonía. El planteamiento expuesto en este discurso sigue vigente, y
las contradicciones allí expresadas continúan profundizándose.
El Bloque Histórico
Gramsci planteaba que la clase dominante, para
ejercer la hegemonía, constituía un Bloque Histórico, cuya superestructura
estaba conformada por una Sociedad Política (representada en el Estado y sus
instituciones) y una Sociedad Civil, que está formada por el conjunto de los
organismos vulgarmente llamados "privados" responsables de la
organización de la dominación cultural, ideológica y espiritual. En torno a
esto Chávez plantea: “Una de las grandes contradicciones que hoy tenemos en
Venezuela está precisamente allí, entre la sociedad política, el Estado que ha
venido experimentado un proceso de transformación y de liberación, diría yo, y
una llamada sociedad civil de instituciones comúnmente privadas que ya no
controlan el Estado porque para que el bloque histórico en este caso me estoy
refiriendo al bloque histórico del pasado, al bloque histórico que la clase
dominante en Venezuela fue capaz de estructurar con el nombre del pacto de
Punto Fijo, un pacto de la clase dominante. Ellos lograron subordinar el Estado
a la sociedad civil (…)”
En el mismo discurso Chávez explica que “… la
iglesia, los medios de comunicación y el sistema escolar son los tres grandes
cuerpos orgánicos que Gramsci señala como las instituciones fundamentales de la
sociedad civil usadas por ésta para difundir a los estratos y capas sociales y
populares su ideología dominante”
En el golpe de estado de abril de 2002 observamos
con claridad, el papel que jugó la Sociedad Civil Burguesa (como ellos mismos
se autodenominaban) en la organización y ejecución del golpe. Vimos como la
élite eclesiástica, los gremios como Fedecamaras y CTV, los Medios de
Información, los rectores de las Universidades Autónomas, Partidos, Sindicatos,
Grandes Empresarios, agrupados en la Sociedad Civil, y en complicidad con
algunos componentes de la Sociedad Política y Militar, lograron asestar un
golpe de estado y resolver la contradicción que plantea Chávez en su discurso a
favor de la burguesía y el Capital, por afortunadamente, un breve espacio de
tiempo.
¿Qué ha ocurrido desde entonces con la Sociedad
Civil Burguesa venezolana?
Luego del golpe de estado y del sabotaje petrolero
de 2002, se suscitan una serie de episodios políticos que llevan a Chávez a
radicalizar el proceso bolivariano, tal como ocurrió con la declaración del
carácter antiimperialista de la Revolución en 2004 y de su carácter socialista
en 2005, así como con la finalización de la concesión de un canal de tv ícono
de la sociedad civil venezolana, RCTV.
Sin embargo, al margen de la opinión mediática de
la burguesía nacional, que se victimiza con discursos trillados basados en la
descalificación de Chávez como dictador, violador de la libertad de expresión y
jefe de un estado comunicacionalmente hegemónico, consideramos que la Sociedad
Civil Burguesa, al contrario de lo que se cree, se ha robustecido y fortalecido
como la entidad responsable de la difusión de las ideas de la burguesía, que
baña con su ideología al resto de las capas sociales, incluso debilita
notablemente el trabajo de transformación de la sociedad política de la que
Chávez habló en su discurso, ya que son sujetos influenciados por la ideología
dominante quienes conforman el aparato estatal. Todo esto ocurre, mientras que
la pequeña burguesía enquistada en la revolución bolivariana justifica esta
“coexistencia” como condición necesaria en un proceso de “transición al
socialismo”.
En un artículo titulado Los ricos están completos,
Rosa Tristán, a través del análisis de un informe emanado de la Encuesta
Nacional de trabajo y riqueza, revela como incluso el pueblo que en cada
elección sale a marchar y vota por Chávez, pero influenciada notablemente por
la influencia de la ideología dominante, considera “que la riqueza es buena
y que los ricos aún no están completos. Es decir, que según la percepción de
los venezolanos es bueno que sigan surgiendo nuevos ricos, y que de alguna
forma, todos tenemos chance de serlo. Adicionalmente, la mayoría piensa
que la acumulación de este capital en pocas manos se ha llevado a cabo por
medios “legítimos”, es decir, por el esfuerzo del trabajo, por una acertada
inversión o bien, por herencia. Ambas percepciones, la de ser rico sin
trasgresiones morales, y la de la legitimidad de los medios por los cuales los
ricos han logrado su estatus social, muestran que la Revolución no ha dado
nuevos parámetros éticos que aclaren el origen del capitalismo”
Esta expresión cultural es consecuencia de una
serie de políticas de conciliación que ha venido tejiendo el reformismo pequeño
burgués a nombre de una “transición hacia el socialismo”, mientras impulsan a
todo tren el capitalismo.
Los Medios Privados y la Transición al Socialismo.
En su artículo La Libertad de Expresión en
Venezuela, Luis Britto García ofrece una radiografía nada alentadora sobre la
situación mediática venezolana: “Los medios privados venezolanos están en un
proceso de sostenida expansión que desmiente la idea de que el Estado les
imponga frenos o cortapisas. Citemos cifras contundentes de la Comisión
Nacional de Telecomunicaciones. Para 2012 circulan 334 publicaciones
periódicas; de ellas un centenar son cotidianos. La mayoría son abiertamente
opositoras al Gobierno. Sólo dos guardan un relativo equilibrio en la
información, según mediciones del comunicólogo opositor Marcelino Bisbal:
Últimas Noticias (Caracas) y Panorama (Maracaibo). Apenas tres (03) diarios,
aparecidos en los últimos años, no son opositores: Diario Vea, Correo del
Orinoco, y Ciudad Caracas.
Para 1998 funcionaban 331 emisoras de FM comerciales privadas y apenas 11 de servicio público. Para 2012 estas cifras casi se duplican: hay 499 emisoras FM comerciales, 83 de servicio público y 247 comunitarias. En 1998 emitían en señal abierta 36 televisoras comerciales y 8 de servicio público; para 2012 las cifras casi llegan al doble, pues funcionan 67 comerciales, 13 de servicio público y 38 comunitarias. Advirtamos que las emisoras comunitarias tienen alcance limitado a una parroquia o un distrito, y que su existencia a veces es efímera”
Para preocuparse aún más, Britto García continúa
diciendo: “Pero el crecimiento cuantitativo de los medios no significa una
democratización en su propiedad ni en la selección del contenido. En los medios
privados más importantes en Venezuela opera una extrema concentración de la
propiedad, tanto vertical como horizontal, en manos de una decena de familias.
Estos grupos para 1986 controlaban cerca de 94% de la cobertura nacional de
radio y televisión, y en oportunidades dominaban diarios impresos. Los dueños
de televisoras asimismo poseen las radioemisoras más importantes, y
paralelamente manejan empresas disqueras, agencias de asesoría de imagen, de
publicidad y de relaciones públicas”
No es posible construir el Socialismo si los
aparatos de reproducción de la ideología del Capital siguen hegemonizando su
ética, valores, cultura y visión de mundo. El socialismo es un proyecto de
sociedad sostenido fundamentalmente por la conciencia y la espiritualidad de un
sujeto social que ha roto las cadenas del egoísmo, del individualismo, del
miedo, de la miseria material y espiritual y de la fragmentación social.
Durante años hemos postergado la aplicación de
medidas políticas tendientes a socializar la propiedad de los medios de
comunicación en Venezuela, (garantía esencial de transformación radical del
factor subjetivo de la sociedad) con pretextos que siempre buscan legitimar la
conciliación y la coexistencia, mientras que la derecha aprovecha la ambigüedad
para recuperar terreno perdido y consolidar la dominación.
La renovación de la concesión a Venevisión no es
sino la punta del iceberg que evidencia el franco retroceso que sufre el
proceso bolivariano en el plano cultural y comunicacional. La contradicción
entre Sociedad Política y Sociedad Civil planteada por Chávez en su discurso
del 2 de junio, se profundiza a favor de la burguesía, a pesar de la
transformación política que ha sufrido la sociedad venezolana.
La revolución necesita con urgencia una
transformación radical en la ética y la cultura que sostienen la sociedad.
Construir la Hegemonía Socialista, en consenso con las mayorías empobrecidas y
explotadas, de la mano con los intelectuales orgánicos, profundizando la
formación revolucionaria de nuestro pueblo, construyendo la subjetividad socialista,
aferrada a la vida como centro y pilar de nuestro proyecto.
Pelear contra Venevisión, máximo exponente de la
sociedad civil (a pesar de su aparente moderación política) y de la lógica que
la caracteriza es parte de la lucha contra la cultura del consumo banal y el
entretenimiento vacuo, es combatir la miseria espiritual que reproduce.
Seguramente nos dirán que por razones electorales no podemos asumir el riesgo
de pelear, y luego nos dirán que no es el momento; lo cierto es que durante 10
años no ha habido “condiciones” y no las habrá si no nos atrevemos a
radicalizar la revolución ni a asumir la labor de la educación política de las
masas y al contrario la dejamos naufragar en las mansas aguas del reformismo.
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